El futbol de veteranos está viviendo un momento crítico y es necesario que se visualice, que se haga notar el malestar. Porque es la manera de implementar el antídoto que extirpe el tumor que puede originar una consecuencia terminal.
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El lunes se decidió interrumpir la continuidad de la temporada por los incidentes que se produjeron en este último mes en los campos de juego. Agresiones verbales y físicas hacia árbitros, pero también encontronazos entre rivales, encendieron la luz de alerta.
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Son más de 3600 los socios que salen a la cancha cada fin de semana. Se programan 92 partidos por cada fecha, algo inusual en el mundo. Sí, en el mundo. No existe Federación, Asociación o Agrupación que tenga tal cantidad de juegos en cancha de 11.
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Todo eso es nuestro. Es propio, argentino, patagónico, chubutense… Es comodorense. ¿Cuál sería la razón que justifique una autodestrucción?. Ninguna.
En este espacio periodístico destinado a la difusión del futbol de veteranos se expresaron opiniones diversas, pero un gran porcentaje estuvo direccionado a que no es bueno que paguen justos por pecadores. Que se sancione a los violentos con penas ejemplificadoras, a los equipos, a la categoría, en fin…, a todos, pero que a uno mismo y al equipo propio no se le impida jugar.
Es el egoísmo que nutre a nuestra especie humana cuando está comprobado que si se acciona con solidaridad y empatía, las soluciones tienden a ser más fructíferas.
A nadie le gusta privarse de lo que te hace feliz. La pelota, la cancha, el juego, el entorno, es un imán al que nos pegamos cada fin de semana y en algunos casos hasta parece ser indispensable para poder encarar las responsabilidades del día a día.
Precisamente por esos motivos, es necesaria la fuerza mancomunada, con el único fin de rodear a quienes le están haciendo mal a lo que atesoramos como propio.
No hay manera más fuerte de querer lo que nos hace falta, que su ausencia. Ojalá aprendamos a valorar lo que tenemos.
Alejandro Carrizo