En el DNI y en el carnet como jugador de los veteranos de Jorge Newbery, figura su nombre como José Luis Barrientos, pero siempre fue el Hueso. Un luchador de la vida y del mediocampo “aeronauta”, eso mostró siempre el Hueso Barrientos.
Hoy, a los 63 años su corazón dejó de latir por este virus que nos invade sin compasión.
Pero seguirá estando en la memoria de la enorme lista de amigos que agregó a su recorrido por las canchas –también con la casaca de Oro Negro- y su trabajo como repartidor de embutidos.
Porque el Hueso siempre fue de charla amable, de escuchar más que hablar, pero siempre con la predisposición a dar una mano en lo que podía.
Adiós, Hueso. La “5” también te va a extrañar.