No simpatiza la decisión de la Asociación de Veteranos en el “Caso Petroquímica”. La credibilidad es un tesoro que una conducción dirigencial debe cuidar porque es el signo ineludible de fe que siempre tomarán en cuenta los encuadrados en cualquier organización respetable.
Concluyentemente no parece un paso útil la determinación que adoptó nuestra Asociación en el Caso Petroquímica. Se puede entender el recurso utilizado para “no innovar” en el certamen local de la categoría Súper Masters y que Petroquímica compita con todos sus integrantes, más allá de la suspensión de tres años que aplicó el Tribunal de Disciplina de la Federación Argentina de Futbol de Veteranos (FAFUV).
El permitido desde la Asociación asemeja un desaire a la decisión del cuerpo punitivo de la FAFUV y una gambeta maradoneana a lo que estipula el reglamento.
Las razones y fundamentaciones podrán tener sustento desde el núcleo de la Asociación, pero el sentido común indica que si existe una sanción que menciona debe ser trasladada a la competencia local, no hay demasiado que analizar, sino corresponder a lo que menciona un reglamento para ser consecuente y orgánico con la Federación a la que se está afiliado.
Hoy, Petroquímica puede ganar o perder ante Saavedra. Eso ya ingresa en otra columna y seguramente, varios de los que están en la lista de buena fe sienten injusticia en esto de ser sancionados buenos con pecadores.
Tampoco es responsabilidad de Petroquímica la habilitación porque ejerce su derecho a defensa como cualquier hijo de vecino.
Lo que representa en sí, la resolución de permitir que esté en cancha gente sancionada, es lo que hace ruido.
Desde siempre esta conducción de la Asociación abogó por la buena conducta y tuvo mano dura con quienes no entendieron el mensaje.
Ahora, este propio mensaje resolutivo podría encuadrarse en aquello que reza, “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”.
Alejandro Carrizo